Si hay una escena que permanece en nuestras mentes una vez se ha visto,
es el famoso baile de Rita Hayworth en el papel de Gilda.
La actriz y bailarina supo cómo quitarse un guante con tal sensualidad que la película estuvo prohibida
en varios países por no pasar la censura y ser considerada “gravemente peligrosa” por la Iglesia Católica. ¡Y no menos escandalosa fue
la bofetada que el actor Glenn Ford le dio a Gilda tras ese baile! Pero la vida de Rita Hayworth fue mucho más que Gilda, a pesar de que marcó un antes y un después en su carrera profesional.
El 17 de Octubre de 1918 nacía Margarita Carmen Cansino en Nueva York, una niña que aprendió a bailar desde pequeña ya que ambos progenitores se dedicaban al mundo del Espectáculo. Descendiente de andaluces por parte de padre y de irlandeses por parte de madre y de familia humilde, empezó pronto en el mundo de los escenarios ya que su padre apreció su talento. Pero en su caso, no con demasiadas opciones ya que la niña ensayaba día y noche hasta la extenuación y, aunque sobre el escenario era puro desenfado, en la vida real no era más que una chica tímida que soñaba con volar lejos de su familia. Tras hundirse el negocio familiar empezó a bailar con su padre que la explotó en los escenarios y que abusó de ella durante mucho tiempo.
Pasaron dos años dando espectáculos en Méjico con su padre quien la animaba a ser complaciente con los hombres importantes del mundo del espectáculo para conseguir llegar a Hollywood. En 1933 aterrizó en Hollywood y en 1935 un pez gordo de la Fox la vio y quedó sorprendido por sus dotes en la danza, por su belleza perfecta y por su elegancia innata así que le hizo una prueba que la lanzaría al mundo del cine en papeles pequeños de películas B.
Pero fue Edward Judson, muy conocido en Los Angeles, quien realmente la lanzó a la fama en su carrera tras casarse con ella en 1937. Fue el primer marido de la actriz (del que ella estaba profundamente enamorada) y quien convirtió a una tímida chica de origen hispano en un símbolo sexual norteamericano. Él fue el responsable de cambiar su pelo para que se transformara en la pelirroja sexy que conocemos, hacerla adelgazar y de agrandar su frente haciendo retroceder, con el doloroso método de electrólisis, el nacimiento del pelo. Además, insistió en que se llamase Rita y en que adoptase el apellido de su madre, Hayworth quien era bailarina del Ziegfeld Folies. Su empeño en que triunfase fue tal que incluso la animó a acostarse con productores para poder obtener buenos contratos en Hollywood. Rita llegó a ser un mito erótico en la década de los 1940. No obstante a sus circunstancias y de no ser bien tratada por los hombres, Rita tenía la habilidad innata de ser sensual en los movimientos, una facilidad para transmitir lo que quería y embaucar al espectador cuando quería.
Rita era una mujer muy valiente y a pesar de lo vivido, supo cómo manejarse entre los pasillos de Hollywood. Su apodo, La Diosa del Amor, ya deja muy claro la figura que representaba para el público. Contando con más de 60 películas rodadas, jamás obtuvo un Oscar, pero siempre será recordada por su sensualidad, por películas como La Dama de Shangai o la famosa Gilda. Incluso fue la actriz elegida para animar a las tropas en la segunda Guerra Mundial y se pintó su cara en la bomba atómica de prueba lanzada en las Islas Bikini en 1946. La actriz pelirroja, que era pacifista se molestó mucho por ello. Después de su película Gilda, Rita Hayworth se sintió muy encasillada y dijo una de las frases célebres que ha pasado a la historia: “Todos los hombres que he conocido se van a la cama con Gilda y se despiertan conmigo.” Y es que la locura que desató su actuación en la película llegó al extremo incluso de organizarse una expedición al Ártico para enterrar una copia de la película por si a caso había una guerra nuclear quedara una copia.
Rita tuvo dos hijas, Rebeca, la primera fruto de su matrimonio con el conocido genio Orson Welles y Yasmin, de su matrimonio con el príncipe Ali Khan. Según la actriz, fueron “la única alegría de su vida”. Y es que Rita siempre fue muy desafortunada en el amor aunque positiva, como ella mismo dijo: “Cuando miró atrás y pienso en mis matrimonios, o en las rupturas, me acuerdo del dolor que viví, pero es parte de la vida y tiene su valor.”
Poca gente sabe que junto con otras actrices como Veronica Lake, Lauren Bacall y Julie London, Rita Hayworth fue parte de la inspiración para crear a la exuberante y sexy Jessica Rabbit.
Es innegable que Rita tuvo una vida intensa: una infancia dura, cinco matrimonios frustrados pero un paso por el celuloide inolvidable, dejando escenas de baile compartidas con Fred Astaire o sola que siempre nos dejaran la boca abierta. Rita murió con 68 años, con clarísimos síntomas de un Alzheimer avanzado que no se le diagnosticó bien y que padecía hacía tiempo y que en ocasiones se confundió o mezcló con adicciones y alcoholismo.
En el mundo del Burlesque, Rita siempre será un icono de belleza y sensualidad que nos cautivó a todos con su actuación «Put the Blame on Mame».
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