Nos pasamos la vida seduciendo. Cuando somos criaturas intentamos convencer a nuestro entorno para conseguir lo que queremos, seducimos cuando vendemos, seducimos cuando planteamos un plan, seducimos cuando tenemos una idea, la publicidad intenta seducirnos, los políticos quieren convencernos de que sus ideas son las mejores para nuestro futuro… Y por supuesto, seducimos a nuestras parejas.

Fotógrafa: Nausica Rodríguez. Modelo: Fraulein Freya

La palabra seducir viene del latín seducere, formada por el prefijo separativo se– y el verbo ducere (guiar). En origen el verbo latino sólo significaba «llevar aparte” a alguien, y después atraerlo. Pero la palabra ha ido tomando muchos más significados y usos. Pero sin ninguna duda, seducir debe despertar emociones, generar curiosidad y nunca implica cambiar nuestra personalidad ni quien somos.

En la escuela Burlesque Experience Barcelona sin duda aprendemos a seducir. Pero cuando leemos algún artículo de seducción muchas veces se olvidan de un elemento fundamental: primero debemos seducirnos a nosostras y nosotros mismos. ¿Cómo? Queriéndonos, potenciando nuestras fortalezas, aprendiendo a tener consciencia corporal y a jugar con nuestra mente y nuestros sentidos. No importa la edad, el tamaño o la profesión, en la escuela enseñamos a todo el personal a sentirse seductora.

Fotografía: Estefanía Cooke

En las clases trabajamos las actitudes. De hecho, ya sabemos y está más que demostrado si conocemos las vidas y los secretos de los grandes seductores y seductoras de la historia, que la belleza no es para nada un requisito para seducir. No es la cara, es lo que transmitimos con ella, no es el color de los ojos, es la mirada; la sonrisa o un movimiento concreto.

Fotografía: Estefanía Cooke

Bailar es sin duda, junto con la música, una de las mejores maneras de seducir. El movimiento crea efectos visuales que sin saber bien por qué dejan al espectador o espectadora ensimismada y la música genera un despertar de los sentidos. Así lo conseguían Josephine Baker, Marylin Monroe o Rodolfo Valentino.

Y es que uno de los elementos básicos de la seducción (y también de la comunicación) es el lenguaje no verbal. Incluso existen algunos estudios que llegans lejos: afirman que los gestos alteran nuestra química y que, si aprendemos sus claves, pueden hacernos más poderosos. ¿Cómo? Pues entendiendo que al lanzarnos mensajes positivos influimos en nuestra manera de pensar y que nuestros mensajes corporales (posturas, movimientos, miradas y sonrisas) también lo hacen. Porque nos veremos y nos verán más seguras, más radiantes. Entender que nuestros movimientos y actitudes pueden transformarse es la primera parte de seducir. Así, si me muevo de una forma segura y con optimismo, proyectaré un estado de ánimo positivo y los demás tendrán sensación de confianza en mí y yo la tendré en mí misma.

Según el conocido profesor de la Universidad de California Albert Mehrabian la comunicación entre las personas tiene mucho de no verbal y poco de verbal: según su estudio realizado en los años sesenta, la comunicación humana está basada en un 55% en el lenguaje corporal, un 38% en la voz (modulada, el tono, las pausas, etc.) y sólo el 7% en el mensaje que decimos verbalmente.

¿Qué decían todos de Cleopatra? Que cuando hablaba todos quedaban encantados como si escucharan a una sirena y que sus puestas en escena (ropas, movimientos, maquillajes) eran casi representaciones de las diosas más conocidas. También decían que no era especialmente bella, pero que su presencia resultaba irresistible.

No todos seduciremos desde los mismos puntos: conocerte a ti misma es lo que te dará la clave para hacer brillar tus virtudes.

Redacción: Marta Pujol https://www.sexandsoulbcn.com/