A quien le gustan las arañas?, nunca he conocido a nadie que les gusten.

Pobres arañas, animales tocados por la mano de los Dioses, que tejen trampas mortales y las convierten en verdaderas obras de arte 😉 Nunca un animal fué tan repudiado y temido; sin embargo, la poética visión griega de estos bichos, los convirtió en los sucesores de la que quizás es una de las más acertadas fábulas de la mitología.

La Fábula de Aracne.

Aracne era una doncella de Lidia, Hija de Idmón de Colofón, tintorero. Ya desde pequeña sobresalió en el arte del manejo del telar, pero a la vez que crecía su maestría, también creció su orgullo y su temeridad. Se dice que su reputación en el arte de tejer y bordar fué tan abrumadora, que incluso las ninfas de las campiñas circundantes, acudían a admirar la belleza de sus tapices.

Su habilidad le valió la fama de ser considerada como discípula de Atenea, patrona de las hilanderas y bordadoras (entre bastantes cosas más). Pero la orgullosa Aracne no quería deber su talento a nadie más que a sí misma y desafió a la Diosa.

Hasta aquí, todo seguía un curso, digamos, normal. Pero la cosa empezó a complicarse cuando las palabras de Aracne llegaron a la patrona de las hilanderas y tejedoras (entre bastantes cosas más). A la Diosa Atenea no le gustó demasiado que una insignificante mortal se comparase con ellos, y mucho menos que se declarase incluso superior (aunque realmente lo acabó siendo !!).

Las Hilanderas de Velázquez (o el sueño de aracne)

Pues en esas que tenemos que Atenea se disfraza de viejecita y visita a Aracne para hacer que se retractase de sus palabras, advirtiéndola de más modestia y más temor del enojo de los Dioses. Pero Aracne, apoyada sobre su abrumador talento, y segura e irresponsable ella, no sólo se negó a retractarse, sinó que incluso retó allí mismo a la misma Palas, se encontrase donde se encontrase, a singular desafío. Pillada por sorpresa, sorprendida y furiosa, a Atenea no le quedó más remedio que descubrirse delante suyo y aceptar el duelo.

Se sentaron ambas frente a sus respectivos telares y empezó uno de los más bellos duelos. Las manos de las dos contrincantes se movían como lo hace el viento cuando susurra al campo de trigo. Pero mientras Atenea bordaba maravillosos pasajes de los Dioses, la desafiante Aracne bordaba los pasajes de los Dioses en que se mostraban más deshonestos, vulgares y libidinosos.

Aracne por Veronese

Cuando los lienzos estuvieron acabados, ambos lienzos fueron comparados. Y quedó claro para todos los presentes, incluso para la mismísima Atenea, que el trabajo de Aracne era de una calidad muy superior. Enfadada como ya lo estaba, y con el puteo, cabreo, moño inflado, la Diosa montó en cólera, destrozando el trabajo de Aracne para luego golpear a su rival en la cabeza (me inclino más por una colleja divina 🙂 Pero la versión de Ovidio dice que le arrojó el telar a la cabeza).

Cuando Aracne vió a la Diosa en cólera, y sintió su golpe, fué consciente de su temeridad, y asustada por la presumida venganza divina, salió corriendo y se ahorcó desde una viga del mismo taller.

Palas, que para algo era Diosa, se compadeció de ella y la sujetó para que no muriese en su intento. Pero la osadía de Aracne, igualmente tenía que ser ejemplarmente castigada, así que mientras la salvaba, la maldijo, a ella y a toda su progenie.

Aracne según Gustavo Dore

Y fué así, como, soltándola, los brazos y las piernas de Aracne se encogieron, sus dedos se alargaron, su cuerpo se transformó en una bola, y el pelo la cubrió por completo. La soga, se transformó en hilo de seda, y Aracne renació con la condición de demostrar a todas las generaciones su maestría tejiendo, pero advirtiendo a la vez, de los peligros de retar a los Dioses.

Seguro que cuando vuelvas a ver a una araña tejiendo, o una simple tela de Araña, ahora las verás con otros ojos (cuidado que ellas tienen unos ocho, no te olvides !!!) 😉

Del Diccionario de mitología griega y romana. Pierre Grimal, Paidos.

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Marina Salvador